La planificación estratégica, estudios de mercado, tendencias, análisis de oportunidades…

Infinidad de tareas en las que seguramente lleves meses o años trabajando, ¿te imaginas que de la noche a la mañana «aparentemente» esos resultados no sirvieran para nada?

Probablemente, este fue uno de las primeros pensamientos que como gerente, emprendedor o gestor de un negocio hayas tenido sentado en el sofá de tu casa o frente al portátil en la habitación, con tus hijos revoloteando por el pasillo.
Como empresario o emprendedor, quizás hayas sufrido anteriormente alguna crisis, pero lo más probable es que ninguna tuviera esta implicación a nivel global, a la que además se suma el mayor miedo que tenemos los seres humanos: la muerte.

Cuando tienes un negocio, hay épocas de abundancia y otras de escasez

En estas últimas te preocupa no poder pagar a proveedores, los salarios, el alquiler, quedarte sin vacaciones…, pero te enfocas en un plan B y sigues adelante.

Sin embargo, cuando nuestra mente se engancha al miedo, y especialmente al miedo a la muerte, nos conduce a una situación de bloqueo, de fracaso y de rechazo a cualquier opción que se nos plantee.

En cambio, si algo nos enseña esta experiencia es

la capacidad de adaptación y resiliencia que podemos tener como líderes

independientemente del tipo de negocio que gestionemos.

Es el momento de estar despierto y encontrar o crear nuevas oportunidades

Las personas estamos cambiando, y también nuestras necesidades. Da igual que ofrezcas un servicio, un producto esencial o un artículo de lujo.

Para ello te propongo que vuelvas a los inicios de tu negocio por un instante y dediques de nuevo un tiempo al plan y a esas preguntas básicas que te hiciste entonces. No me refiero a que cambies tu propuesta de valor de manera radical, sino a que

Quizás te preguntas que cuál es esta nueva realidad, porque tú tienes la sensación de que cambia cada semana… Es cierto, y no podemos hacer nada para cambiar esta situación, pero

¿Qué estás haciendo tú para afrontarla?