Me Qué decisión tan difícil y tan necesaria al mismo tiempo
La de decidir tomarte un rato para ti.
Tanto en la vida personal como en la profesional, en ocasiones nos vemos absorbidos por las circunstancias externas, los pensamientos repetitivos y, en resumen, el estrés del día a día.
Si sientes que tu vida es como la de la película Groundhog Day, este artículo es para ti.
No hablo de nada especial ni extraño. No hablo de nada transcendental ni divino.
El título de la película en España es Atrapado en el tiempo. Una película de 1993 de ciencia ficción que cuenta la historia de un meteorólogo que, mientras cubre el evento anual del Día de la Marmota, símbolo del final del invierno, se ve inmerso en un ciclo de tiempo que le hace revivir el mismo día una y otra vez. Esta trama fue la que dio lugar a la expresión coloquial «estar atrapado en el Día de la Marmota» con la que hacemos referencia a situaciones en las que siempre se repiten los mismos acontecimientos.
Me gustaría que hoy te parases un instante a reflexionar sobre cómo es tu día a día
¿Crees que tú también estás atrapado en el Día de la Marmota?
Cuando hablamos de una situación típica del Día de la Marmota, estamos haciendo referencia a aquello que sin elegirlo se nos repite una y otra vez, y, aunque nos gustaría que cambiara, no sabemos cómo hacerlo o no conseguimos llevarlo a cabo.
Esto es muy diferente de tener una vida rutinaria. Piensa que una rutina elegida es un estado que la mayoría de personas necesitamos para tener un ritmo equilibrado y lograr optimizar el tiempo y las fuerzas con el objetivo de satisfacer nuestras necesidades individuales y colectivas.
Hoy te propongo parar y buscar un ratito para ti, para bajar las revoluciones de la rutina, para coger aire fresco y optimizar tu energía y tus esfuerzos.
Lo que me encantaría que te llevaras de esto es algo que ya sabes pero que quizás no estés teniendo en cuenta, y es que el día tiene unas horas determinadas y tu energía también.
Y no puedo evitar acordarme de la ley de la conservación de la energía (es un defecto profesional porque soy ingeniero técnico industrial): «La energía no se crea ni se destruye, solo se transforma». ¿Y por qué me acuerdo de esta frase tan relacionada con lo científico? Porque la energía, la fuerza, la motivación o el arranque que tenemos las personas va cambiando a lo largo de los años, de los días, de las horas e incluso de los minutos.
Durante ese espacio de tiempo en el que te propongo parar, me gustaría que observaras cuál es tu nivel de energía.
Probablemente, tu primera respuesta sea que tienes «poca», «mucha», «ninguna» o «regular». Da igual cuál sea ese nivel, lo importante es que encuentres diferentes momentos a lo largo del día para parar y realizarte la pregunta. De esta manera, podrás observar y sobre todo sentir cómo se va transformando tu energía lo largo del día o incluso de la semana.
Lo interesante de esta reflexión no es la respuesta que obtengas un día puntual, sino la suma de cada día, ya que un pequeño cambio sostenido en el tiempo será lo que nos transforme y nos permita dejar atrás un estado en el cual, probablemente, ya no quieras continuar.
¿En qué se transforma la energía con la que te acuestas en el momento en que te levantas?
Las emociones te generan diferentes tipos de energía. Están las que provocan una subida de energía, como las de enfado, rabia, nervios, alegría…, y están las que te provocan una bajada, como la tristeza y la melancolía.
¿Sabes qué emociones te generan energía y cuáles no? ¿Sabes cómo aprovecharlas? En un primer momento, una emoción puede paralizarte o generarte ganas de huir o de luchar, pero, después, ¿qué haces con ella?
Hay varios caminos por los que transitar con tu energía:
- Puedes seguir con ese pico de energía, ya sea máximo o mínimo, alimentando lo ocurrido, sin salir de ello.
- Puedes seguir teniendo la misma energía y aprovecharla para hacer una tarea acorde con ella. Por ejemplo, si estás muy enfadado y tienes unas ganas tremendas de hacer algo, podrías aprovechar para limpiar la casa, salir a correr o realizar cualquier otra actividad que te exija un gran esfuerzo físico y consuma mucha energía; si estás triste, podrías dar un paseo tranquilo.
- Puedes aprender a convivir de una manera más amable y cálida con tus emociones, para que no te resulten desagradables y los picos de energía no sean tan intensos. De esta forma, conseguirás que tu vida sea más equilibrada y que, aunque a veces haya altibajos, estos no te atrapen ni tú te dejes llevar por ellos. Así, esos picos escarpados, pedregosos e impenetrables podrían transformarse en pequeñas montañas verdes, ligeras y accesibles.
Aunque ahora te parezca imposible, puedes aprender a manejar tus emociones para vivir de una manera más tranquila y sosegada que te permita avanzar en tu vida para sentirte y estar mejor.
Parar un instante no significa dejar todo a un lado para coger aire fresco y volver (aunque esto también es necesario y está muy bien). Parar un instante consiste en conseguir autogestionar tu día a día sin tanto desgaste, aprender a manejar las herramientas que te permitan vivir de otra manera y conseguir tus metas en todos los ámbitos: personal, familiar, social y profesional.
Parar un instante es respirar y ver cómo estás
Estudios científicos demuestran que practicar el hábito de parar de manera rutinaria modifica tus redes neuronales y produce cambios de alto impacto en la manera de vivir.
Hace tiempo que descubrí qué era lo que me impedía parar y analizar mi autoestima y mi manera de afrontar mis retos. Cuando lo hice, experimenté un cambio en la respuesta a la pregunta que te he planteado al inicio del post. Fue todo un proceso en el que fui aceptando nuevos desafíos y dando pequeños pasos hacia un bienestar difícil de explicar con palabras.
Vive sin estrés, sin tensión muscular, sin estar enfadado todo el día, sin nerviosismo, sino relajado y siendo optimista y práctico. Recuerda que el primer paso para conseguirlo es que pares y respondas a la pregunta que te he lanzado:
¿Cuál es tu nivel de energía ahora mismo?
Estaré encantado de que compartas conmigo tu respuesta a través de hola@sukhena.es.
Empieza ahora a dedicarte ese ratito para ti y, poco a poco, verás cómo se transforma tu respuesta y alcanzas una vida alineada con lo que necesitas.
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